Las políticas públicas, dice Dye, son todo lo que los gobiernos deciden hacer o no hacer. El autor citado no se pronuncia eso sí, sobre los grados de excentricidad de aquellas medidas. Sólo basta según él, que la decisión y su respectiva materialización, la impulse una autoridad revestida de legitimidad gubernamental.
Por eso, aunque cueste creerlo, hemos de comentar que el gobierno boliviano acaba de anunciar una nueva política pública: la creación (e instalación en el mismísimo frontis del Palacio Legislativo de La Paz) de un reloj que gira en sentido contrario al tradicional movimiento dextrógiro de estos aparatos.
La medida, explica el canciller boliviano David Choquehuanca, responde a razones geográficas y a motivos culturales ancestrales, además de ser un homenaje a los países del hemisferio sur.
Pero al parecer el asunto tiene también tintes fuertemente propagandísticos en política exterior. El «reloj del sur», que gira hacia la izquierda, obsequiado a cada una de las delegaciones asistentes a la cumbre del G77 llevada a cabo hace pocos días en Bolivia, tiene la forma de un mapa del país altiplánico, que incluye dentro de sus fronteras, a la región chilena de Antofagasta, junto a una representación del mar, en clara alusión reivindicativa a la demanda marítima boliviana. ¿Habrán hecho llegar también uno a La Haya?.
Deja una respuesta